Al universalizar la escolarización, a medida que las
sucesivas generaciones han pasado obligatoriamente por la escuela, hemos
llegado a pensar que la educación es el resultado de un proceso institucional
dirigido por los educadores. Así, aunque muchos coinciden en la necesidad de
cambiar la escuela muy pocos se plantean la posibilidad de erradicarla, de
sustituirla por otra cosa.
Innovación tecnológica y educación personalizada son
seguramente los dos grandes pilares de la que será la educación del futuro, en
la medida en que la situación financiera actual permita introducir estos cambios.
Pero al mismo tiempo, se están produciendo ciertos movimientos de carácter
mundial que cambiarán para siempre la forma que tenemos de adquirir
conocimiento.
Adiós a los libros físicos, hola a los ejercicios online,
a las tutorías con los padres a través de la red, a los videojuegos sobre los
contenidos impartidos, a las simulaciones virtuales…
En última instancia, cabe la posibilidad de que el colegio,
tal y como lo conocemos hoy en día, desaparezca.
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